Cuentistas, bardos y druidas




¿Crisis ocasionada por el Covid-19? Según el coordinador de alertas y emergencias sanitarias, no íbamos a tener, «como mucho, más allá de algún caso diagnosticado». Lo que Simón dijo, se tradujo en aparecer en plena cresta de la mayor ola del globo (sin simetría en la curva) tras protocolos centrados en el contacto estrecho con el «virus de Wuhan» y la provincia china de Hubei, cuando el corona circulaba con total inmunidad diplomática en Occidente y mientras se negaba la parafernalia PCR a quienes la demandaban. Nos contaron que, así como en la anterior crisis los responsables fueron los beneficiarios de los rescates, ahora los beneficiarios no son los responsables. ¿A quién va la inyección económica? ¿No influye la situación PREVIA a la «crisis ocasionada por el Covid-19» descrita por el Relator Especial de la ONU , de conformidad con la resolución 35/19 de junio de 2017 del Consejo de Derechos Humanos y tras su visita a España del 27 de enero al 7 de febrero de 2020? El impacto europeo está íntimamente relacionado con sistemas de salud y soberanía económica. Impacto mayor en modelos predominantemente impositivos con parasitismo privado, y en países que incumplían crónicamente la disciplina fiscal de deuda y déficit para ser rescatados. España e Italia ya son Grecia.

  Mientras la estrategia sanitaria ha sido exceso de confusión, defecto de protección e improvisación de relato, la financiera ha estado perfectamente armonizada desde el inicio. Sistema de ayudas para los Estados (soga al cuello para las naciones) que se van «desbloqueando» a medida que se cumplen directrices europeas por la fórmula 55% de la parte correspondiente (somos Europa) más 45% de préstamo en condiciones favorables para la banca. Revelador que pese a la necesidad pública previa (carencia de recursos materiales y humanos), no se acudiera al sector privado. Al contrario, se exonera al modelo financiado por cuotas a aseguradoras privadas y es el sector privado el que interviene decididamente los sistemas públicos desplazando a vulnerables, decidiendo la esencialidad y obteniendo jugosos negocios. Nótese que el cierre de fronteras se circunscribe a razones políticas tras hacerse efectivo el Brexit (con Reino Unido pidiendo acreditar cualificación laboral y alto nivel de inglés), con anterioridad a la declaración pandémica e incluso a que se pidiera «cautela a la hora de valorar el cierre» desde Bruselas (que se produce con Italia el 9 de marzo).

  La tardía respuesta institucional la recordamos por las ruedas de prensa de los Jefes del Estado Mayor. El de la Guardia Civil manifestó (un día después del mensaje del jefe de Estado ) aquello de «otra de las líneas de trabajo es minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno». Ascendido a general de división por alertar de la desafección al inicio de la crisis, con reestructuración del organigrama de las Direcciones Generales de Policía y Guardia Civil por utilidad para transformación digital y control migratorio. De este modo, J. M. Santiago pasa a Oficial General del Gabinete Técnico con dependencia directa de la primera Directora Gral. de la Guardia Civil, exvocal de la Ejecutiva Federal del PSOE y exdelegada del Gobierno en Andalucía con Chaves y Griñán, María Gámez. En Defensa, la exsecretaria de Estado del superministro Belloch, M. Robles; en la FGE, la exministra de Sánchez, D. Delgado; y en la Dir. Gral. de la Policía, el exconsejero de Bono en Castilla-La Mancha, F. Pardo. Todos muy bien identificados con esta monarquía. Y el inviolable muy bien representado en el Estado mínimo de Interior, Defensa, Justicia, Ministerio Fiscal y Exteriores, por las garantías que ofrecen el paso por la Audiencia Nacional y por el Consulado de España en Colombia. Felipe VI más a gusto que en brazos. El «cordón sanitario» sólo está en la narrativa mediática y en la pugna de quítate tú para ponerme yo. Véase cómo se archivan las investigaciones sobre los protocolos de las Consejerías de Sanidad y el terrible exceso de mortalidad en ancianos, o cómo no se predica con el ejemplo con el mal llamado pase sanitario y el establecimiento de diputados y senadores QR, pues la corrupción está institucionalizada.

  La deshonestidad es conceptual y sostenida en el tiempo. Sirva de muestra el permanente enfrentamiento de la sociedad abanderado por un Estado bipartito y denominado cínicamente paz social o democracia, con Juan Carlos I como símbolo. O el insulto a la inteligencia en que consiste la conceptuación sobre «toda forma de violencia» y cómo erradicarla. O la redefinición de conceptos como pandemia (en 2009, primer intento de pelotazo global de las farmacéuticas) y la [re]aparición y [re]interpretación de nociones como «[sero]positivo», «carga viral», «enfermo asintomático», «vacuna» y «vacunación». No es una cuestión banal. Cuando se constata que no se elimina la transmisión en los inoculados, los CDC se encuentran con el problema de que su definición contradice el relato de «la vacuna», los encierros y la discriminación vacunal. La vacuna deja de ser un producto (acabado) QUE ESTIMULA el sistema inmune para producir inmunidad contra una enfermedad específica, para ser un preparado (bajo uso de emergencia) que se utiliza PARA ESTIMULAR la respuesta inmune del cuerpo contra enfermedades. Por la ley FOIA estadounidense se desvelaron correos de los CDC en los que se hablaba del escape inmunológico del relato en favor de los «negacionistas de derechas». Lo mismito que la subdirección general para la verdad oficial creada ad hoc para el JEM de la Guardia Civil.

  La estrategia Zero Covid de semáforos BTTAA (Búsqueda, Test, Trazado y Aislamiento con Apoyo) entrañaba coste social, sanitario y económico para la cosa pública, al tiempo que oportunidad de negocio para la empresa privada. Fallida para unos, exitosa para otros. La crisis moral había conferido impunidad al conflicto de interés para que grupos de presión económica controlaran instituciones como la FDA, los CDC, la EMA, el ECDC…, ordenando descaradamente a los Gobiernos que ahora simulan tomar medidas sanitarias (test, terapias, mascarillas, encierros…). La exministra I. Celaá llegó a decir sin pudor en verano «tenemos permiso de la EMA», para simultáneamente orientar los cribados a menores de edad y después coaccionarles a los pinchazos (hoy ya dentro de las clases de infantil y primaria). Para el que tenga ojos en la cara no es ninguna teoría de la conspiración afirmar que fuerzan a pasar por el aro los mismos que alarman con que no funciona o ha dejado de funcionar su maniobra artificiosa. Ellos pueden ser antivacunas (y lo son cuando deciden la necesidad sin evaluar seguridad ni eficacia) o anticonstitucionalistas o antieuropeístas, pero tú no. Pueden negarte servicios sociales y restringirte libertades aunque a ti ni se te ocurra pedir que se abonen inyecciones y peceérres o que se veden compensaciones (fondo propuesto en septiembre desde la bancada euroescéptica del Parlamento Europeo). De hecho administran a diario dosis de rabia y de miedo a partes iguales acerca de la eficacia de las jeringas. Deberían llevar pañal en lugar de mascarilla, como planteaba, irónicamente y con conocimiento de causa (pues contagia más un cuesco), la Dra. Karina Acevedo que participó este sábado en la charla «Poder y control en la gestión de la pandemia» .

  El Lebensraum (o necesidad de expansión) de Von der Leyen, junto a Biden y Johnson, dispone un tecnofeudalismo global donde los vasallos son los gobernantes que firman contrato de feudo y el tributo es el patrimonio nacional con los habitantes de la nación incluidos en el pack. Doctores tiene la Santa Madre Plata. No es la primera vez que un sacro imperio vestido de ciencia económico-religiosa asedia civilizaciones —véase cómo acabaron los tiranos César y Escipiones tras asolar las Galias, Cartago y Numancia—. O que un Reich alemán-austro-húngaro cae tras conquistar Polonia. Aún venciendo no convencerán, pues no puede haber desbloqueo de ayudas sin crisis ni medidas odiosas que las avalen. Copagos y repagos no serían consentidos viniendo del enemigo , así que una ola ecoprogre recorre el globo. Por su parte, los países democráticos y soberanos pueden permitirse el lujo de mantenerse neutrales y a la expectativa sobre tecnología militar en el ámbito civil hasta la internet de las cosas (véase el Active Denial System). Militares, policías, científicos (de la Ciencia ™), clérigos, terroristas mediáticos y algún que otro sanitario despistado se crecieron con los aplausos. Los considerados esenciales promovieron los encierros del resto dando pie a ilegalizar la diversión de los vulnerables. El «atisbo de futuro» que se vaticinaba con la inoculación en Gibraltar lo desmintió el CEO de Pfizer en apenas un mes y se constató con los contagios entre el 100% de inoculados.

  Al mismo tiempo que se producía la ocultación de los efectos adversos severos y que serán conocidos por intervención de la justicia estadounidense que sigue pugnando por hacer pública el total de la información que la FDA aprobó en 108 días (a lo que se sumará la filtración PfizerGate sobre la falta de rigor científico de los ensayos y de la que se hizo eco la revista médica británica The BMJ), desde España informan que «diversos estudios realizados en varios países» hasta el 4 mayo 2021 muestran la efectividad de la vacunación. En junio de 2021, tal y como anuncia la OMS tres semanas antes, se producirá el sorpasso de muertes por Covid (en realidad CON Covid) a las acaecidas en todo 2020. Un momento estupendo para empezar a criminalizar a los «no vacunados» (a los de 2021, obviamente). Según M. del Val (CSIC), en este momento no era posible «alcanzar la inmunidad de grupo con ninguna de las vacunas». Sin embargo, arranca en verano la ola ficticia de incidencia acumulada para culpabilizar a los niñatos. A más test en su rango de edad, más positivos (lo que además demuestra que el total de contagios acumulados es mayor y por ende menor la letalidad). En noviembre se regodearán del logro: «es muy loable, se han vacunado para protegernos a todos».

  Al tiempo que el Tribunal Constitucional declaraba inconstitucional el primer estado de alarma (un año y cuatro meses después, julio de 2021), cuando podían salir a la calle las mascotas pero no los niños, se iba induciendo el síndrome de Estocolmo (o del maltratado/a) en la población. El pistolerismo de balcón sí que ha funcionado. También se declarará inconstitucional, sin pena ni gloria, la prórroga de seis meses y el nombramiento de autoridades competentes delegadas del segundo estado de alarma (un año después, octubre de 2021). Lo sienten mucho, jueces y legisladores se han equivocado y no volverá a ocurrir. Estado de derecho lo llaman. Ahora toca implantar el pase de sangre pura, por lo militar en el primer mundo ¿y por caridad en el tercero? ¿Qué necesidad tienen los africanos de inocularse si allí la crisis no ha sido ocasionada por el Covid-19 y sólo pueden cruzar la frontera los recursos? ¿O de autorización vacunal para niños de 5 a 11 años con resultados a evaluar en al menos cinco años y con tremenda división finalmente inclinada hacia los conflictivos intereses? ¿Qué necesidad hay de asumir equis riesgo para obtener cero beneficio, resultado de bombardeo y distracción mediática, chantajes emocionales y esclavitud de pensamiento?

  Obviamente estamos ante una necesidad de la guerra fría (o no tan fría) entre potencias económicas. ¿O es que si tu pareja controla tu móvil es violencia, pero si lo controla el Estado, con gestión privada de Microsoft o de Huawei, se trata de un acto de amor hacia el prójimo (o de odio al lejano)? Es probable (y necesario) que los dirigentes terminen asumiendo que para que sea consentido el avance en el aspecto técnico, debe ser acompasado en el aspecto social. Independientemente de que la gestión sea mixta, pública o privada, el provecho debe ser común. Tarde o temprano dejarán de hablar de medidas sanitarias para hablar de recuperación económica, cuando acabe el experimento social-vacunal y para seguir profesando la religión de la «Agenda» infinita que llama ciencia al dogma, inmunidad a la vulnerabilidad, inclusión a la segregación, escepticismo a la credulidad, libertad a la conversión, ciudadanía a la feligresía y amor al odio. Para acabar con la catequesis neoliberal: ESTADO LAICO. Si quieren recuperar la credibilidad tendrán que sustituir la santísima trinidad del miedo al futuro, la seguridad estatal y la libertad condicionada del individuo por la practicidad de la confianza en el Estado, la seguridad social y la libertad colectiva de la nación. Verificación, sumisión y legalidad por veracidad, soberanía y moralidad.