
«A pesar de que hay quien niega el cambio climático, el cambio climático existe, es real, y está enfermando a la ciudadanía, está causando muertes, y, como saben, España es un país especialmente sensible por los fenómenos de desertización que padece. Por tanto no somos un país más. Según la organización meteorológica mundial estamos sufriendo los últimos diez años los registros más calurosos de la época. El año pasado ha sido (fue) el año más caluroso de la historia. Una realidad, insisto, negada por aquellos que, desde postulados donde conviven creo que el interés, la insensibilidad o la indiferencia más absoluta, dedican todos sus esfuerzos a diario para tratar de anular cualquier avance. Me parece que son varias las palabras que definen esta infamia, negacionismo, pero se definen por la codicia, por la crueldad, y, me van a permitir, por el cinismo.».
Yolanda Díaz, Vicepdta. segunda del Gobierno, 11 junio 2025 en la Sala de Prensa del Congreso, Día de la Granizada Nacional.
Había un chiste sobre un concurso entre los carabineros italianos, los gendarmes franceses y la Guardia Civil española para cazar el conejo más grande, en el que la benemérita aparecía in extremis con un elefante diciendo «está bien, soy un conejito, pero no me peguéis más». Desde la llegada hacia 2020 del presumible clima de desafección popular al Caporegime, está pasando lo mismo que con el chascarrillo sobre el cuerpo militar golpista que luce orgulloso los fasces en su chaqueta desde 1943 (auge de Adolfo y Benito y, por ende, de Francisco). Entre dos patinetes, uno con bateria de litio boliviano y otro tradicional propulsado a pie, ¿cuál creéis que es el «verde»? El que contribuye a la explotación infantil y a las guerras (por la obtención del litio y de las tierras raras ucranianas que ya disfrutan BlackRock y Vanguard), y no llevéis la contraria so pena de exclusión social por negacionismo de las bondades y objetividad del Estado-Iglesia. Mientras los primeros vehículos verdes consistían en el cambio del hidrocarburo (gasolina por gasóleo, sustitución de metales pesados como el plomo, subvenciones…) resultando además las emisiones fraudulentas (escándalo Volkswagen), las nuevas generaciones de vehículos verdes lo son por no emitir al tiempo de desplazarse (sino previamente con la carga en la central más próxima y disponible) y por no hacerlo en las crecientes y encarecidas zonas que denominan «de bajas emisiones» y que profundizan en la gentrificación tecnofeudal. Nos trajeron del campo a las fábricas, y ahora que no quieren fábricas nos echan a extramuros con nuestros Peugeot 407 —de los que ahora prescinden los Perro Sanxe, Santos Cerdán, José Luis Ábalos y Koldo García.
Por la estrategia de seguridad nacional trumpista (diciembre de 2017, vigente todo este tiempo que podríamos calificar de perrosanxismo), sabemos que va a ser verde todo lo que venga de Estados Unidos y rojo, en sentido peyorativo, todo lo que venga de Rusia, China y «dictadores regionales» como Bashar Al-Assad, que no obligaba a las titis a bañarse en burkini —salvándole de momento el pescuezo Rusia, como a nuestro periodista Pablo González—. Quizás la vestimenta de Al-Mudena Ariza en sus próximos publirreportajes inclusivos, que es lo que pide la Comisión Europea que seamos tanto los integristas como sus futuribles víctimas, inclusivos. Dicho por los mentirosos compulsivos que fomentan nuestra endemia embustera, inclusivo es algo malo, es en realidad exclusión (no es la primera que lo digo). Como verde quiere decir manchado de sangre. Verde y rojo, o rojo y verde, era antes de Maastricht el partido de Gerardo Iglesias y Julio Anguita, minero y maestro respectivamente. Todo lo verde que podían ser entonces IU y el partido comunista vernáculo, aunque alcanzaba para no comprar carbón a Alemania y Marruecos (el transporte contamina) y no consentir el desarraigo de olivos para empezar a hablar de sequía y ceros energéticos. De desertización e islamización energética por auxilio social de la teocracia marroquí y la payasada burguesa centroeuropea, tras haber minado nuestras históricas relaciones con el territorio argelino. Al imperio todavía le duele Cartago. El Campechano y hermano de sangre azul de Mohamed VI, Juan Carlos I, es a la ocupación militar del Sáhara Occidental, lo que el Distante, Felipe VI, al reconocimiento de la autonomía marroquí del asentamiento. Tomado por las armas, pero como no fue Putin, y además nos pilla aquí al lado, en frente de las Islas Afortunadas, siendo los administradores del territorio… ¿Por qué nuestros ejércitos están en países «de los nuestros» y no en nuestro país de países? Con el jefe del Estado y caudillo de todos los ejércitos, el Bourbon de turno especializado en la pérdida de nuestras posesiones (ellos no tienen ni vivienda ni pensión por algo), como primer irresponsable e inviolable (como dice la «Constitución» que sancionó el Borbón huido a un Estado miembro BRICS+) a la hora de olvidarse del compromiso español para la autodeterminación del pueblo saharaui.
El compromiso actual en nuestro Estado no-soberano (Hungría por ejemplo se niega a comprometerse con según qué cosas) es el «rearme europeo» hasta dedicar a partir de este año el 5% del PIB, para alivio de la burbuja estadounidense (las armamentísticas sacan el dinero público a paladas). País donde no están saliendo más fuertes pese a las sanciones filibusteras a Venezuela, Rusia, Siria (hasta colocar en la región a los «Verdaderos Musulmanes»), etc. «Si no se alcanza el 5% en los países de la Alianza se podrán seguir utilizando los servicios del sistema nacional de salud y las pensiones; pero entonces será mejor que aprendan ruso, esas son las consecuencias», nos recuerda ¿amistosamente? el neerlandés que han colocado recién como Srio. Gral. de la NATO. La «crisis ocasionada por la guerra» de Rutte y Kallas (sucesora de Pepe Borrell, que hoy raja de su propio mandato) acabó con la «crisis ocasionada por el covid» de Stoltenberg, que recordaréis venía de GAVI, la Alianza Global para las Vacunas financiada por Bill Gates el Filántropo —como se empeñan en reportar los verificadores—. El pantocrátor «cambio climático» que todo lo puede es casi el único distractor posible del imperialismo de Putin, eventualmente sustituido por el imperialismo de México y el #ChicanoLivesMatter, donde «la Migra» se encarga de regular el balance mexicanos/estadounidenses en California —si hay alguien que llegó más tarde, son los gambusinos 49ers—. Si acaso, distrae algún grito que escapa en Gaza (donde no tiene cobertura la inclusión digital), Cisjordania, Siria, Yemen y resto de frentes abiertos por el sionismo, esto es, por los partidarios de las teocracias y del Estado Judío que habilita al Estado Anglicano (los ingleses crearon una religión para ellos solitos) y a las monarquías medievales sunitas. ¿Es pronto para incluir aquí a la nuestra?
En Bruselas, la oligarquía decide el dinero que quiere ganar, vía impositiva (poco devengo y mucha deducción) y vía emisión de moneda de todo tipo (entregamos el señoreaje al eje franco-alemán, no como otros Estados que lo conservan), y van estrangulado derechos y escarmentando a naciones y ministros hasta que se salen con la suya. «Ensanchar la democracia» lo llaman, dado que ya era cojonuda, por lo visto. Primero te piden un 2% (que sería más) y, como no son más que unos degenerados incapaces de competir con el oriente extremo, enseguida te piden un 5% (que será un 7% si la demanda viene de Zion, número mágico para todos los abrahámicos). Y diréis: pues que en lugar de ganar dinero matando gente, que ganen dinero salvando y curando gente. Pero ese comodín ya lo gastaron con la plandemia. Se chutan la pasta a través de las sucursales del BCE que son los bancos patrios matrices, y lo encauzan para que les revierta sirviéndose de condicionantes como fueron también las directrices green and digital. No hay más, estafa/crisis cíclica, una y otra vez. Practicidad religiosa. En torno a 9 millones de asegurados en la privada pasaron con la declaración pandémica de marzo de 2020 a depender del sistema público —eso es saturar y lo demás tontería—, exonerando de toda responsabilidad hasta nueva inconstitucional orden, pues la lawfare que se administra en nombre del rey es ciega, al sector que persigue la ganancia —cargada en la mochila de Pablo Iglesias y en el currículo de Salvador Illa para aspirar a President.
Ni alemanes, ni neerlandeses, ni franceses quisieron «ayudas» con la misma incidencia vírica, en definitiva, que los PIIGS, o los subeuropeos si sacamos del matadero a los irlandeses, que tampoco quisieron contraprestaciones (inevitablemente apareadas a las ayudas que padecen los pueblos), como luxemburgueses, suecos, daneses, finlandeses y austríacos. Somos «motor de la Unión» yendo más despacio y abundando en el desmantelamiento industrial. Abandono de las cuatro fábricas que quedaban en el norte, el resto son cagaderos de vacas frisonas y de cerdos del capital sionista. En Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi…, viven constantemente en huelga y/o con manifestaciones. Si no se quejan, piensa el empleador, es que hay que apretarles. Y luego está el tema de las deslocalizaciones empresariales y los cambiantes baremos europeos para determinar si algo es de color verde. Bosch Siemens Hausgeräte cierra en Esquíroz (Navarra) con una plantilla de 655 trabajadores. En resumen, somos motor, aparte de en nacionalcatolicismo (los únicos regímenes fascistas que sobrevivieron fueron los de la península hispánica, por su vínculo atlántico con Hispanoamérica), en Agenda 2030. Laudatio que suscriben el Rey, el Papa (por la cuenta que les trae a los gurús cristianos no ser viajeros) y la única prelatura de la Iglesia católica que ha sido y sigue siendo el Opus Dei. Dignidad de favor por la que su jurisdicción queda desvinculada de todo territorio. Su Reino no es de este mundo. Y lo mismo ocurre con la relación de cooperación que suscribe nuestra Carta Magna: las confesiones no tendrán carácter estatal aunque sí casillas hacendísticas recaudatorias y exención total de los impuestos sobre sucesiones, donaciones y transmisiones, si se destinan al culto y a la sustentación del clero (en el Concordato no se cortan un pelo).
Un arresto de Heil der Leyen, sería un gran paso para la humanidad. La pupila de Merkel que ya adjudicaba ilegalmente contratos de consultoría en la Wehrmacht, perdón, en la Bundeswehr ya liberada de la herencia del III Reich, se ha instalado en la dedocracia que es la UE para ir anunciando plagas bíblicas por nuestra culpa. «El cambio climático existe, es real» es el nuevo «vacunas salvan vidas». Ni negamos ahora que exista lo que llaman «cambio climático» (véase el título de esta entrada), ni negamos entonces que las vacunas, así en general, salvaran vidas. Los negas hablábamos de un mejunje concreto del que hoy están reconociendo efectos adversos pese a que «no se obligó a nadie» (somos ratas de laboratorio a las que de vez en cuando nos indemnizan). Tampoco tenemos que negar ni dejar de negar nada. Lo que tenemos que hacer es dejar que el que viene con la cantinela, la que sea, demuestre tal verdad subjetiva por la que nos van a joder. El año pasado fue «el más caluroso de la historia» desde que tienen registros, despliegan y afinan la red de termómetros, e implementan la cambiante metodología. Perfectamente extrapolable a las mediciones del desempeño laboral (recordaréis que separado de la Seguridad Social por los ‘socialistas’) o las de los marcadores saludables de los hoy matasanos, desatendedores y descuidadores. Las agencias de meteorología que afinan tanto como las agencias de calificación de riesgos (son todos hechiceros del dios Mercado), están a nada de decir que el año pasado fue el más caluroso del año pasado. El año que viene puede ser más frío o más caluroso, Dios dirá, pero eso no es lo importante. Importa la solución que planteen y que pasa necesariamente por que se siga pegando la vida padre la resiliente oligarquía, y por que la culpa de todos los males populares sea de brujas y demonios voladores. Nada nuevo.
Esta primavera que no ha acabado, ya fue la más cálida a principios de mes. Como ocurre con los otoños, que acaban en noviembre para acelerar la partitura de Vivaldi, estén desplegados o no los tentáculos navideños de la clase sacerdotal. Durante esta última fase de la primavera que nos roban, otra más, los hemos visto afanados en sustraer humedad (sequedad, recomendable ir con dispensador de agua a la chepa), en disolver las nubes de evolución (las naturales) o mitigar su crecimiento con las nubes altas que son los «aerosoles estratosféricos» —el bautizo es de AEMET en la tele— con los que nos vaporizan (fumigar no les gusta, suena a cámara de gas, a campo de concentración, a genocidio). Quizás porque en bancocracia manda la Bolsa sobre los cultivos. Mi predicción es que se acercan vulcanólogos por poniente para dejar bien claro y de forma vehemente que no les consta un incremento de metales en el ciclo del agua ni de sales ¿conductoras? ni de nada que les arruine el chiringuito. Si existe o no existe «cambio climático» —o cambio ambiental en las ciudades de quince minutos y son sólo quince días—, no es por nuestra culpa, la de los de abajo o la de los de fuera de su círculo. Han estado vendiendo que el régimen chino era el responsable del calentamiento global por no cumplir sus protocolos verdes, y ahora que los cumple («el milagro ambiental de China»), sigue siendo su culpa porque las boinas artificiales hacían de espejo y, al prescindir de ellas, pues subida de temperaturas en las cities. Y la temperatura está íntimamente relacionada con la presión, que es proporcional a la temperatura e inversamente proporcional a la humedad. A medida que la humedad aumenta, presión atmosférica y temperatura disminuyen. El aire seco es más denso (pesa más a mismo volumen). Aunque no venden muertes por presión o muertes por humedad o sequedad, sino por temperatura. Nos prometen veranos más cálidos e inviernos más fríos, más muertes por frío y más muertes por calor. Si es que el cambio de condiciones (o nueva normalidad) es la causa y no otra. Y lo que promete Von der Nazi lo cumple en su cabecita, y ninguno de los títeres que bailan al son de sus desbloqueos de ayudas (técnica comercial) le va a contradecir. Muerta la oligarquía europea, que no los oligarcas (mejor encarcelados, si eso es posible), se acabó la rabia.
«Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.». Discurso de Fidel Castro en la conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo el 12 junio de 1992.